Así como lo semejante atrae a lo semejante, lo semejante produce lo semejante. Esta es una ley cósmica, lo cual significa que es universalmente verdad, a lo largo de toda nuestra existencia, directo hacia arriba a través de los planos más altos. Como Jesús lo expresa, no recogerás uvas de espinos o higos de cardos, y él dijo también:
Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos... ( Mateo 7:17)
Así es con nuestros pensamientos, palabras y actos. Como sembramos, así cosecharemos, algunas veces inmediatamente, otras después de un largo intervalo. Pero siempre, más tarde o más temprano, lo semejante produce lo semejante.
La reencarnación también explica las diferencias en los talentos que encontramos entre un hombre y otro. El nacido músico es un hombre que ha estudiado música en más de una vida previa, tal vez en varias vidas, y ha construido, por tanto, esa facultad en su alma. Es un músico talentoso hoy porque está recogiendo lo que sembró ayer. En el oriente esa ley de siembra y recolección es conocida como karma y el término es conveniente.
De cualquier modo, observa cuidadosamente , que el karma no es castigo. Si tocas una estufa candente, eso te lastimará , pero no es castigo, solamente una benigna y reformativa consecuencia, porque después de una o dos de tales experiencias en la niñez, aprendiste a mantener tus dedos lejos del hierro candente. Así es con toda retribución natural, sufres porque tienes una lección que aprender.
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